miércoles, 28 de enero de 2009

Un poema de Stella Díaz Varín






DOS DE NOVIEMBRE



No quiero

Que mis muertos descansen en paz

Tienen la obligación

De estar presentes

Vivientes en cada flor que me robo

A escondidas

Al filo de la medianoche

Cuando los vivos al borde del insomnio

Juegan a los dados

Y enhebran su amargura.



Los conmino a estar presentes

En cada pensamiento que desvelo



No quiero que los míos

Se me olviden bajo tierra

Los que allí los acostaron

No resolvieron la eternidad



No quiero

Que mis muertos me los hundan

Me los ignoren

Me los hagan olvidar

Aquí o allá

En cualquier hemisferio



Los obligo a mis muertos

En su díaLos descubro, los trasplanto

Los desnudoLos llevo a la superficie

A flor de tierra

Donde está esperándolos

El nido de la acústica.



Stella Díaz Varín

3 comentarios:

Luisa García dijo...

Gracias Clau por recordarme anoche a esta contundente poeta.

Este poema es una tremenda reflexión ante la muerte y su significado, es una propuesta íntima para el control y manejo de nuestro propios recuerdos sobre quienes han partido.

Claudia Curimil Hernández dijo...

no quiero
que mis muertos descansen en paz
tienen la obligación
de estar presentes...

tienen la obligación, qué tajante frase para un muerto, pues acostumbramos a llorarlos y a dejarlos tranquilos... pero quizás stella nos da una luz, quizás es al revés, y sí, debemos obligarlos a mantenerse presente, y a vivir en cada flor que nos robamos...

un abrazo
clau

Anónimo dijo...

Cuando se sufre la muerte de un ser querido (recuerdo el deceso de mi madre hace cuatro años y ahora la de un gran amigo) uno se niega a la aceptación, reniega de todos los dioses y dice no, yo no quiero que te apartes, quiero que estés aquí a mi lado donde yo pueda tocarte...donde pueda quererte, donde pueda mirarte ...la impotencia ante la muerte y la reacción ante lo desconocido; la muerte es una dimensión que cuesta tanto aceptar, sobre todo para los faltos de fe como es mi caso...

Luisa