lunes, 26 de septiembre de 2011

José Miguel Varas

Con boleros, folclor y poesía, despiden hoy a José Miguel Varas
Amigos como Joan Jara y Poli Délano, la Fundación Neruda y el PC, participarán en la ceremonia a las 10.30 en la casa Michoacán.


José Miguel Varas (1928-2011)
Premio Nacional de Literatura 2005

Por Gabriela García
 
A primera vista parecía un hombre serio. Sus cejas arqueadas y su voz ronca y pausada daban esa imagen. Sin embargo, quienes conocieron a José Miguel Varas saben que el escritor siempre tenía un chiste bajo la manga. A lo Buster Keaton. Ese ánimo con el que enfrentó hasta los más duros reveses, como fue su exilio durante el régimen militar ("la beca Pinochet", diría), acompaña ahora a su hija Cristina Varas Largo para despedirlo. "Lo recordaré como un papá divertido. Su risa... es algo que tengo grabada desde chica y que no voy a olvidar nunca. Siempre inventando bromas, siempre haciendo juego de palabras y chistes espontáneos", dice.

De ese espíritu estará teñida también la ceremonia que se realizará hoy a las 10.30 en la casa Michoacán de La Reina. Allí, el escritor es velado desde el sábado junto a sus libros y los audios de Radio Moscú, estación donde Varas condujo el programa Escucha Chile por 15 años. "Hemos querido que en este último adiós estén representados todos los intereses de mi papá. Sus amigos y su relación con los derechos humanos a través de las palabras de Joan Jara. Ellos se conocían de jóvenes, porque Patricio Bunster (primer marido de Jara) fue compañero de él en el Instituto Nacional", cuenta Cristina, quien vivió su infancia en Moscú.

En representación de los amigos estará el escritor Poli Délano. "Trataré de esbozar cómo nos conocimos y cómo fue nuestra amistad. Decir que, sobre todo, lo recordaré como un buen hombre, consecuente, con una dignidad profunda, y también como un escritor que persistió hasta el final", afirma.

Risas y lágrimas

En la ceremonia previa al funeral participarán también la Sociedad de Escritores de Chile, la Fundación Neruda, el Colegio de Periodistas, los familiares de detenidos desaparecidos y el Partido Comunista. Además, habrá música con Rebeca Godoy, quien entonará boleros y canciones de Violeta Parra, y Roberto Márquez, del grupo Illapu.

Los homenajes continuarán en el Parque del Recuerdo, en Huechuraba, hasta donde el cortejo se trasladará a eso de las 11.40. Allá, la periodista Mónica González y el arquitecto Miguel Lawner hablarán de su trabajo en medios como El Siglo y Revista Araucaria. A su vez, Paulo Slachevsky, director del sello Lom, se referirá a la relación de Varas con el mundo editorial. Para el cierre, el cantautor Manuel García entonará su canción El viejo comunista. "Desde que mi papá murió, he sido testigo de un desfile impresionante de gente. Su ataúd está florido porque el apoyo ha sido muy transversal. Personas de todos los colores y edades, demuestran lo amplio que era como ser humano", agrega Cristina Varas.

La sencillez es otra de las virtudes que destacaban al autor de Exclusivo. El escritor prefería los asados, el vodka y la conversación con amigos, antes que las entrevistas, las que aumentaron con la entrega del Premio Nacional en 2006. "No quiero ser un escritor oficial, mi apuesta es hacer una literatura accesible y cercana", decía. Esa es la labor que continuará su hija Cristina en la próxima Feria del Libro, cuando presente Debo decir sucede, el último libro de su padre que el sello Catalonia editó. "Es una recopilación de sus crónicas que lo tenía muy entusiasmado, así que la idea es mantener el lanzamiento, pero ahora como homenaje póstumo", explica Arturo Infante, director de la editorial.

Fuente: latercera.com


lunes, 19 de septiembre de 2011

Picasso: La acróbata de la bola



El Museo del Prado acoge desde hoy, y hasta el 18 de diciembre, La acróbata de la bola de Picasso, un óleo sobre lienzo de 147 x 95 cm, procedente del Museo Pushkin de Moscú (Rusia), considerado una obra clave del periodo rosa (1904-1905) del genio malagueño.



Esta pintura, adquirida por la escritora y coleccionista norteamericana Gertrude Stein, pasó a la galería de Daniel-Henry Kahnweiler, quien en 1913 la vendió al coleccionista ruso Ivan Morozov. Tras la Revolución, la colección Morozov pasó a formar parte de las colecciones estatales distribuyéndose mayoritariamente entre los dos grandes museos públicos rusos: el Pushkin de Moscú, que gracias a esta adscripción ingresó esta obra de Picasso en sus colecciones, entre otras, en 1948; y el Hermitage de San Petersburgo, de cuyas obras procedentes de la importante colección Morozov habrá también significativos ejemplos en la exposición El Hermitage en el Prado, que al inaugurarse el próximo mes de noviembre dará lugar al reencuentro temporal en Madrid de estas pinturas con la obra procedente de Moscú.


Renovación de la pintura


Dada la relevancia de La acróbata de la bola para el Pushkin, para el que en opinión de su directora Irina Antónova “Picasso no es sólo un pintor” para su país “sino un reformador, la figura en torno a la que se concentró ese paso grandioso y dramático, la transición radical que representó la Vanguardia protagonizada en Rusia por figuras tan importantes como Malevich y Kandinsky”, la obra únicamente ha sido prestada por el museo ruso en cuatro ocasiones, siempre con motivo de grandes exposiciones internacionales siendo las más recientes las dedicadas al artista en la Tate Gallery de Londres en 1960 y la gran antológica inaugurada con motivo del 90 aniversario de Picasso en el Museo del Louvre de París en 1971.




Sobre la importancia de Picasso para Rusia, destaca también la gran sensación que causó la primera exposición que se le dedicó en este país en 1956, con obras enviadas por el propio Picasso y por el escritor ruso Iliá Erenburg, amigo personal del artista. Para Irina Antónova, esta exposición supuso la definitiva consagración de un artista hasta entonces bastante controvertido para los rusos como un “pintor brillante”.

Desde 1904, Picasso visitaba a menudo el Circo Medrano, instalado cerca del estudio que el artista tenía en el Bateau-Lavoir, en Montmartre. La afición al circo se había desarrollado ya entre los pintores impresionistas atraídos por su luz y su movimiento. Sin embargo, la aproximación de Picasso tiene un carácter más universal y profundo. A través de las simbólicas figuras del circo, el pintor realizó una reflexión sobre la vida del artista y la vinculó a su investigación sobre los problemas fundamentales de la pintura. Las dos figuras principales de esta obra revelan los polos del arte de Picasso, la creatividad y la fantasía, por un lado, y la seriedad y el rigor, por otro. La acróbata sobre la bola, presente también en otra pintura importante de ese momento, Los saltimbanquis (The Baltimore Museum of Art, The Cone Collection), muestra el temperamento de juego propio del artista. Su amigo íntimo, el escritor Guillaume Apollinaire, la interpretó en términos de una danza estelar, alusiva a la radiante armonía del cosmos




La búsqueda de un estilo


Tras la intensa y melancólica expresividad de su época azul, en esta nueva etapa, desarrollada en París en 1905, Picasso indagó de un modo esencial sobre los aspectos más plásticos de la pintura: el dibujo, conciso y enérgico; la forma, cerrada y perfecta; y el volumen, muy marcado. Su búsqueda se orientó así hacia un rumbo muy distinto al de los jóvenes artistas franceses, fascinados por el colorido violento del fauvisme.

El artista malagueño, necesitado por entonces de materiales, reutilizó uno de sus lienzos grandes en el que había pintado un retrato del pintor Francisco Iturrino (1864-1924), del que existe testimonio fotográfico y radiográfico, y que se había expuesto en 1901 en la galería Ambroise Vollard, en París, durante la primera muestra de Picasso, que compartió con el propio Iturrino.




La composición de La acróbata de la bola, que estudió en varios dibujos preparatorios, revela un cuidado equilibrio entre la ligereza de la acróbata y el peso del atleta. La esfera y el cubo en los que, respectivamente, se apoyan, realzan aquellas cualidades y el consiguiente contraste entre ambas figuras. Por otra parte, son sólidos geométricos asociados desde antiguo, en la tradición platónica, a las características de perfección y estabilidad. Además, la muchacha aparece pintada casi en dos dimensiones, lo que resalta su ingravidez frente al volumen, modelado por las gradaciones de luz y sombra, del hombre. El color, con calidades de pintura mural en una gama restringida de rosas y ocres, y el depurado paisaje del fondo, que se ha relacionado con los de la infancia malagueña del artista, contribuyen de modo decisivo a la esencialidad de la obra.


Madrid. La obra invitada: La acróbata de la bola de Picasso. Museo del Prado.




domingo, 11 de septiembre de 2011

Lluvia de primavera

Imagen adaptada de una fotografía de
Antonio J. Pizarro Méndez


Levemente nostálgica
levemente graciosa
lluvia breve

envolvente

los pájaros
a sus refugios tropicales
y yo
a mis sutilezas.


domingo, 4 de septiembre de 2011

Liturgia

Alzado el cáliz
el vitral se enciende

en el templo
las miradas sumisas buscan
lo terrestre

yo
miro al cielo
como si nada