lunes, 18 de febrero de 2013

El arte del Sumie


Pintora: Luisa García-Hernández



El Sumie se originó en China el siglo V.  Los artistas de la época hacían sus bosquejos con tinta china y poco a poco fueron desarrollando el arte de aclarar la tinta con agua, crómicos para obtener sombras y el sentido de las distancias.  Esta fórmula se ha conservado hasta el día de hoy con el nombre de Sumie. A través de los siglos, la gente sigue obsesionada por la belleza que crea esta pintura. El arte del Sumie consiste fundamentalmente en combinar la mayor variación posible de tonos a partir de una tinta monocroma.  A pesar de que se pueden utilizar otros colores, estos son solamente un suplemento del color negro original.  Los antiguos maestros aconsejaban a sus discípulos, "pintar con tinta negra de forma que la obra final de la impresión de color".  El aclarado progresivo del color negro, produce el efecto de vitalidad presente en este arte tan singular.

A mediados del siglo XIII llegaron a Japón los monjes de la secta "Zen", quienes desembarcaron en esta tierra como misioneros con el objeto de predicar y extender su religión.  Esta secta es ampliamente conocida por la práctica de la meditación en forma muy particular, su teoría coincide con el tema principal del Sumie, la interpretación de la naturaleza, así pues, no es de extrañar que los monjes fueran los primeros en practicar el arte de la pintura en blanco y negro como medio para expresar sus iluminaciones espirituales.
Hoy existe una gran colección de pinturas que hemos heredado de nuestros antepasados, obras que han sido realizadas en gran variedad de objetos de adornos, tales como "kakemono" (colgaduras), biombos, abanicos, puertas correderas de papel (muy típicas de las casa japonesas); y otras realizadas en tela, tal es el caso de los bellísimos kimonos japoneses.

Pinturas de Luisa García

En el siglo XV el Sumie se encuentra en la cima de su evolución, y son famosas las escuelas de Kano, y los pintores Sotatsu y Sesshu, cuyas obras representan el Siglo de Oro de la pintura japonesa, sus obras se conservan, en gran parte, en los museos nacionales y templos budistas del país.  En esta época, ya no se conforman con reproducir simplemente un objeto o paisaje, sino que se dedican a representar un mundo sublime, idealizando la suavidad, ternura y sensibilidad del japonés.  Tal fue la perfección que alcanzaron que se dice que los ratones se comieron los alimentos pintados en una puerta corredora creyendo que eran reales.

Actualmente, el Sumie es una de las artes más refinadas y populares del Japón, practicada no solamente por artistas, sino por políticos, banqueros, amas de casa, etc., o sea, por todo aquel que busque la belleza a través de la tinta monocroma.  Si a Ud. le atrae el Sumie, está invitado a participar en la práctica de un arte que no tiene barreras ni fronteras, en donde puede mezclar lo moderno y lo tradicional, y estamos seguros de que disfrutará de momentos de gran paz espiritual.

El texto ha sido copiado de:  http://cablemodem.fibertel.com.ar/japon-a-la-carta/sumie-historia.html
Las pinturas son originales de Luisa García Hernández