sábado, 25 de abril de 2009

LLUVIA y un ensayo de Javier Galarza

« ...Esta voz es un mandato, el mandato de responder por la vida de otro hombre. No tengo el derecho de dejarlo solo en su muerte... »(Emmanuel Levinas)

«Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa».

Con esta frase, que parece continuar una reflexión cuyos contornos la tormenta no puede discernir comienza «Lluvia», tal vez uno de los mejores poemas escritos en lengua castellana; no sólo por «cantar» a la lluvia sino por hacerla caer en el poema — como aconsejaría tal vez Huidobro— con su tono bello y triste, con su fluir de monólogo enamorado.

«La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste/ y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría».

El poema dedicado por el poeta a su amada Amparo Mom queda como testimonio que nos sobrevive cuando «uno piensa en los cementerios abandonados». Tuñón y Amparo han estado concernidos por el espíritu de la revolución, tocados por el destino de los otros, salvajes y poéticos como ya no hay.

¿Cómo no detenerse en el nombre de la mujer amada?: Amparo (refugio, protección, mar intrauterino, fluido amniótico, mujer).

Tuñón sobrevivirá a Amparo luego de su compartido itinerario de aventuras (dicho esto de ser posible sobrevivir a un amor). Tal vez algo de esto hayan sabido Novalis después de su adolescente Sophie o Hölderlin tras la muerte de «la atenea» Diótima.

Pero me interesa detenerme un momento en unos versos de este poema «Oh visitante/ estoy lleno de tu vida y de tu muerte. Estoy tocado de tu destino »

Esto es ser en el silencio del otro, ser porque el otro nos dice, ser porque el otro habrá de callar; pues entre prisas y ternuras los cuerpos preparan su silencio.


El amor es esa celebración transitoria de desconocernos y a través de ese desconocimiento, esa descentralización, esa deslocalización, reconocer al OTRO como OTRO.Tuñón, que dará su interpretación personal de Rilke y Hölderlin en «Las islas perdidas», pero recuerda al Rilke de las elegías que dice « los amantes se ocultan uno a otro su destino» Lo fatal -diría Rubén Darío -, el destino de estar concernidos por la muerte.

«Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban »«...estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección... »



«Lluvia» es un poema a la intemperie donde el otro me concierne como enigma deseado y deseante. El cuerpo libidinizado unido a la muerte como el lenguaje al silencio, el repentino silencio de un cuerpo amado que inevitablemente invoca erotismo y muerte, Eros y Tánatos en pulsiones contrapuestas y complementarias.


La ética es estar concernido por el otro. Implica una descentralización, un corrimiento, un emplazamiento que derroca al yo ególatra, narcisista y demandante. Es una posición que convoca a la escucha. Es parte de un arrebato que incluye al cuerpo en la Filosofía, tal como pedía Nietzsche.

«Estoy tocado de tu destino» es una bella imagen, además de una declaración de amor y una posición en el mundo. Implica que como mortales las mismas dudas nos conciernen en tanto mortales. El repentino silencio de un cuerpo amado con la lluvia como sonido de fondo.

«Mi cuerpo mudo se abre a la delicada urgencia del rocío» escribió Pizarnik para explicar esa inminencia expectante previa a una caricia, esa disposición infinita, «climática» del cuerpo.

Tuñón - a través de su vida agitada - parece haberse hecho errante para escribir un solo verso junto al credo rilkeano: «Para escribir un solo verso es necesario haber visto muchas ciudades, hombres y cosas... »

Una dicha anónima, inaugural, fundacional, habita ese «dar cuenta» de «Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño». Una tristeza anónima, inaugural, fundacional, habita al poeta que describe la lluvia «al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores» .

(He pasado) « ...de estar preocupado por tantas cosas que no me conciernen a estar concernido por tantas cosas que ya no me preocupan» escribió Nietzsche en su gran desasimiento (ese sin retorno que acaso contemplaron también Hölderlin, Artaud o Fijman) antes de llorar abrazado al caballo que un cochero azotaba y romper con el mundo.

Antes de ese paso de ruptura queda el enigma del otro hablante: «jeroglífico sensible» en el decir de Octavio Paz.

«Cuando veas a un hombre quebrado/ levántalo y cárgalo en tus brazos/ cuando veas a una mujer quebrada levántala y cárgala en tus brazos/ porque no sabemos quiénes somos/ ni de donde venimos», escribió la performer Laurie Anderson.Estamos concernidos por el otro.

«Estoy tocado de tu destino... » El ser humano y su desamparo infinito halla su ética y redención y hasta su dimensión política en el extraño, en su extravío y en el enigma insoluble del amor.« ¿Qué es nuestra inocencia,/ qué nuestra culpa? Todos estamos/ desnudos, nadie a salvo... » «Esto es mortalidad, esto es eternidad... » - en versos de Marianne Moore.

© Javier Galarza


LLUVIA

Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios abandonados.
Otras veces cae con furia, y uno piensa en los maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y estamos solos bajo la lluvia, solos en nuestro compartido, en nuestro apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica, pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa, que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría.
Oh, íntima, recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.


RAUL GONZALEZ TUÑON

http://javiergalarzants.blogspot.com/2007/03/la-tica-del-otro-acerca-de-un-poema-de.html

domingo, 19 de abril de 2009

POEMARIO DE CARLOS SAA






DE TESEO Y MINOTAURO

Si en algún momento la luz de su mirada
me rescató de la siniestra curva trazada por el hierro,
ahora, rechazado en los umbrales de su casa y de su huerto,
precipitado, retorno al espiral del sangriento Minotauro.
Yo, transformado en varonil Teseo, lo enfrento
con el coraje otorgado por el elixir de sus recuerdos.
Lucho con denodada fuerza y al ocaso logro al Toro vencerlo.

Mas la victoria es apenas un nuevo comienzo.
Mi espada yace solitaria en el ensangrentado suelo,
y con pavor compruebo que soy también el Toro yerto.
Movidos quizás por qué sortilegio, Teseo y Minotauro
renacemos para renovar la lucha que vuelve
a estremecer los solares de los muertos.

Por siglos se derrama la sangre de los contendientes,
sangre líquida y coágulo repetido en el ruedo de mi infierno.
Así, la simetría del duelo. Afuera brillan dos soles
preñando las rosas del firmamento;
adentro, apenas la argentina chispa del acero buscando,
fiera, suave vaina en mi pecho.

Desgarrando el cuello de la fiera cerceno mi garganta,
una y otra vez, por la eternidad de los días,
muriendo y renaciendo. En cada nacimiento, gozo
la alegría de re-ser guerrero. Mas, efímero el contento;
la infausta metamorfosis repite el odio en el toro
y en el hombre.

El regalo de la luz cae y pasa a ser mazmorra
de mi eterno infierno, donde ya no penetra
la claridad de mis dos perdidos luceros.
Retornamos a lid, y en esta eterna brega me asesino
con mi propia espada, pero nunca muero.


LA ETAIRA

Te encuentro en una butaca
oscura del cine Real.
Tropiezo con tu mano
y me aterra el pulso
que descifro entre tus garras.
Sé que eres etaira, huyo de tu vientre
o al menos lo intento.
Una daga surge de tu escote;
su filo me subyuga.
Me desnudo y te busco
con el hambre del celo
irracional.
Cuando abro tu puerta,
el rayo de plata
cae destrozando mi garganta.
En la pantalla,
una dulce melodía de amor
un niño canta.



BAILAN LOS ASESINOS

Bailan los asesinos sobre mi tierra.
Bailan y cantan obscenas menciones,
insultando la memoria de mis mayores.
¡Ay, de ellos!: desde la entraña pampera
emerge el grito aymará y mi raza
se abalanza con atigrada furia
sobre las cabezas que la degradan.
La añañuca viste la sangre
derramada por la cruz y la espada,
invasora del imperio de la eterna águila,
hoy hermanada con el cóndor
para desgarrar la putrefacta carne
de la infausta España.
¡Salgan de sus tumbas, ñañas!
salgan escupiendo fuegos desde las huacas;
purifiquen la pampa, incineren a los parias.



SÍSIFO PENDULAR

Inútil y tenebrosa espada
subiendo eterna para
eterna caer sobre mis huesos.
Destruye mis venas y tendones,
dejando alerta mis sufrimientos;
mi condena los recompone
y se reinicia el oscilar
del afilado péndulo.


DOMINGO

Hijo del silencio,
llegaste con tu voz de trino
para endulzar la de tus mayores,
avecilla de cristal transparentas
las imágenes del futuro.
No te pierdas niño en el laberinto
de las insinuantes sirenas
del materialismo y las adicciones.




SUEÑO EN HIROSHIMA

El pequeño Mishiva
soñaba con un sol
resplandeciente
sobre el cielo
de su casa
Entonces,
estalló la bomba.



ASI LA VEO

Cada mañana veo el despertar de mi paceña amada.
Sale de su sueño para alumbrar la telaraña dulce del día.

¡Hola, Negrito!, su boca exclama
Mientras estira su cuerpo en tensa liana.
Yo la beso en los labios, la nariz y la frente, eufórico de saludarla.

Ella es eterno aljibe para mi ansia receptora de mi simiente blanca
que en sus entrañas estalla, dulce culminación de mi deseo.

Del muñido lecho se levanta y camina por el departamento
despertando las paredes, cada rincón, la cocina, toda la casa.

El humeante café del albo tazón calienta su cuerpo
y se le ilumina la cara.
Cierra la puerta cuando al trabajo marcha,
quedo solo en el silencio de la sala, corro al dormitorio,
hago la cama, y huelo en las sábanas la fragancia,
que ella, mi amada, en su dormir dejara.
Y yo la veo caminar por las calles santiaguinas,
envidia de las mujeres, de los hombres admirada.
Sol y farol de tantas almas. Mas yo sé que a mi sólo me ama.

Así la veo, sangre en mi sangre, clara.





Carlos Eduardo Saa nació en Vallenar, en 1941. Es periodista-escritor. Escribió el primer poema, “Compañera soledad”, a los nueve años de edad. Es presidente del Centro Cultural Teresa Hamel Nieto, de Viña del Mar; secretario de la Agrupación de Poetas Itinerantes “Rubén Darío”, de Valparaíso, y colaborador eventual de la revista internacional “Cuadernos del Pensamiento Latinoamericano”, editada por la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso.

viernes, 3 de abril de 2009

Pura nostalgia


Vuelvo a respirar estas plazas antiguas
soleadas y serenas
dulces
como la nostalgia escrita en sepia

abro mi cancionero de tangos
pienso en tus naufragios
en los míos
doy de comer a las palomas
un soplo de silencio toca mi cara

ya no estás.