que me hablan
cuando te alejas
me parece que el sol
no es más que una sombra
en la sombra
y que la luna en pedazos
ha rodado tan lejos
que no puedo alcanzarla.
Alone publicó estas notas en abril de 1946. O sea, hace más de 60 años. Pero siguen igual de vigentes. O más.
El Premio Nacional de Literatura (entregado el 26 de agosto) pareció conformar a todos. Después de meses de especulaciones, titulares de diarios, mails colectivos y campañas de recolección de firmas, el nombre de Efraín Barquero no generó polémicas. Los candidatos derrotados guardan sus armas y sus pancartas para la próxima. Las críticas al sistema, entonces, regresarán en dos años más. Pero tras esta aparente calma, queda al menos un puñado de lecciones.
El lobby
Las presiones al jurado -las invitaciones a comer, los llamados telefónicos- están desde los inicios del premio. Pero el sistema actual las institucionaliza: obliga a los candidatos o a sus amigos a recolectar firmas y montar verdaderas campañas políticas o de asistencia social. El mismo Barquero decía que no pensaba en el premio, pero en cada entrevista que dio antes de la entrega se lamentaba: "Chile me cerró las puertas", "en Chile no tenía ni previsión médica".
El sistema
Desde 1942 hasta 1972 los escritores chilenos no necesitaron postular al premio. Ni Pablo Neruda ni Manuel Rojas ni Nicanor Parra tuvieron que enviar currículo y, menos, llenar formularios de postulación. Bastaba con la autoridad de su obra. Pero a partir de 1974 la ley exige carta y CV dirigidos al ministro de turno. El que no entra al juego, no existe. La práctica- ha llevado a que los candidatos presenten auténticos dossiers, con todo tipo de referencias y críticas. Un jurado calificado no requiere que le presenten quienes son los autores que merecen el premio.
El jurado
Desde fines de la dictadura, el jurado lo integran el Ministro de Educación, el Rector de la Universidad de Chile, un representante del Consejo de Rectores, un miembro de la Academia Chilena de la Lengua y el último ganador. Es decir, un escritor neto entre los cinco miembros. Ello no sería problema si el ministro o los rectores -como solía ocurrir hasta los 60- delegaran en personas informadas: una asistente social-como la actual ministra, Mónica Jiménez-, un ingeniero -como el rector de la U- o un doctor en historia eclesiástica -como el rector de la Universidad Católica del Norte- no parecen los más idóneos para discernir el galardón. Es como dejar en manos de la Sech el Premio Nacional de Deportes. O pasarle el Premio de Arquitectura al sindicato de gásfiters. Más aún cuando los ministros no se toman la molestia de leer a los postulantes. Ocurrió en 2000: para fundamentar su voto por Raúl Zurita, la ministra Mariana Aylwin afirmó que el poeta lo merecía por haber "dictado talleres para jóvenes". Miguel Arteche, jurado disidente, montó en cólera y se negó a firmar el acta. Ello, en definitiva, se traduce en premiaciones oficialistas.
La institucionalidad
Cuando los premios quedan en manos de burócratas, tienden a caer en artistas oficialistas o inofensivos. Están los premiados de la era Pinochet para corroborarlo: Sady Zañartu, Aldunate Phillips, Rodolfo Oroz y Enrique Campos Menéndez. O más recientemente Volodia Teitelboim: un viudo del realismo socialista, premiado como un "gesto histórico" al PC. Barquero tampoco escapa: es un poeta con trayectoria, pero pasado de moda, el menos arriesgado de los candidatos. Un poeta bonachón, sin pólvora, comunista con alma campesina, que no genera discordia. Los burocratas pueden dormir tranquilos.
La bianualidad y los géneros
Chile es el único país que entrega su Premio Nacional cada dos años y lo alterna entre prosa y poesía. Ni el Cervantes ni el Nobel funcionan así. De esta forma, los postulantes de este año deberán esperar hasta las próximas olimpíadas, el 2012, para opta nuevamente, porque la próxima entrega les tocaría a los narradores. Con esta mecánica, el premio se vuelve una pensión para jubilados: aunque hubiera vivido 20 años más, Bolaño -el narrador más trascendente de la última década y nada cortesano- también habría quedado fuera.
Andrés Gómez Bravo- La Tercera Cultura
Eduardo Díaz junto a Gonzalo Rojas
SIN RUMBO
Quedo por el resto de la vida deshojando el azul violeta
de la araña delirante húmeda en aturdimientos y recuerdos.
Anudado a la hora furiosa que golpea mi cráneo y no deja dormir,
una dura bestia chupa los gruesos bordes de la polvorienta calle
por la que ese día transitamos y los vientos se iban de bruces
carcomiendo el duro mármol del instante.
Me quedo despierto bebiendo con mis metálicos ojos el océano,
un suspiro de sangre deshoja el momento del naufragio.
SERPENS
Ofidia, ofidia, nadan destellos dentro del que soy, tus ojos
alumbrando tinieblas, habitan mis socavones que
no tienen huellas dignas de mención, apenas líneas tormentosas.
Teñido de color oscuro era el reptil
incubado en las alforjas de la pena,
de lo todo, por oleadas arenas idas
van sepultándome de angustia,
y la máscara de la alegría, es arlequín desfigurándose
en los espejos de los días.
Turbulencia de la descontentadiza, sobrepasando recuerdos
y ternezas
ligera, alada, inocente soledad ardiendo bajo el sol
del medio día, dorada de hermosa apariencia,
atrapadora hasta el ahogo entre nostálgicas mallas metálicas
de silencio.
El enorme esqueleto de la serpens fabulata
enterrada de pétalos resecos
observa irónico,
lejos,
nosotros desterrados del paraíso.
DESCALZA
Crujen los nocturnos pasos de la seda,
tú cuerpo, una maravillosa danza
abiertas volanderas transparentes alas de azucenas.
Despiertan tus pasos éter y cielo, torrencial movimiento.
Mi Hurí da vueltas y vueltas sonidos,
cítaras, aires del Gobi o Samarcanda,
hermosa vientre de aguas plenas
caes en mi boca desesperada.
En los muros húmedos las amapolas de
tanto que nos decimos sin decirnos,
se han marchitado.
SIN PALABRAS
Silencio fue el que se ha guardado, y
vaga ramillete de malignas flores silvestres en mí,
encanto de colores y placer, aroma denso,
bestia furiosa,
hace polvo espeso y mudo las palabras.
Me rodeaste como agua de mar bella mía,
galopamos al cielo entre espumas
las hojas del infierno lanzaron su metal
y puñales de miedo.
COMO NO TE VI…
Lo que se encuentra en la superficie mimetizada,
consciente, pálido de ceguera, y mis respiraciones agobiantes,
sonaba la soledad en la red fría depositada en un fondo de lessonia
trabeculata, solo ví ese bosque de mar, y no sentí tus palabras.
Fue todo perfumado de yodos murmurantes que dan a mi alma
una luna de mágica mar turquesa que me silbaba con gestos y
una brea cascarosa cubre el dolor para no ser visto.
No me hallaste esta noche.
BESTIARIO
IV
El candil oscurecía los gritos
de la gárgola, el desierto había caminado
hasta agotarse, ninguna gota de agua
susurraba cántico alguno,
sólo las piedras hervían de sol
y hablaban mal de la luna.
¿Recuerdas cómo nos atrapó el sudor?
V
Sentimos las señales del desierto
en la sangre de los cactos que
reverdecen la roca, encienden de atacamita y
son los ojos de los dinosaurios enrojeciendo
los atardeceres en los copos
de arena, haciendo madrugar la tierra.
No estamos allí donde quedó la sombra
del viejo animal.
VI
La llama es una estrella errante que vaga
con su carga de lana y la historia Likan Antai,
cubre con la seda del polvo que pisan
sus delgadas patas, el color del medio día
cuando hasta el cielo ruega por una gota de agua.
¿Qué lugar es este amiga mía?
Aún no logramos descifrar el significado
de las notas de ese violín que ardió para nosotros
sus notas de arena y dunas.
Escritor, Eduardo Díaz Espinoza … un pedacito de su historia.
Poeta nacido en las tierras desérticas del norte de Chile (Antofagasta 15 de septiembre de 1937) ha dedicado su vida a la creación y la poesía. Ha publicado Los Mitos derrotados (poemas), Elegía al Chango López (poemas), Pequeña Guía Literaria: Aquelarre (alquelagarre), dice que morirá leyendo y escribiendo.
Poco dado a hablar de sus méritos, este prolífico maestro ha dedicado su vida a enseñar, sentir, descubrir y desarrollar la poesía a innumerables discípulos. Incansable en su creación, certero en sus imágenes, su verso ha hecho escuela, sembrando la semilla poética en sus múltiples talleres literarios.
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Maestro y amigo, gracias por la poesía y feliz cumpleaños!