Se trata de uno de los temas más
típicos de la caligrafía
japonesa, a pesar de que el círculo es un símbolo y no un carácter.
Simboliza la iluminación, la fuerza, la elegancia, el universo y el vacío (mu), así como la
propia estética japonesa.
Como expresión del momento, se suele considerar una forma de minimalismo.
En la pintura del budismo zen, el ensō simboliza un momento
en que la mente es libre para simplemente dejar que el cuerpo o espíritu se
ponga a crear. La forma se suele plasmar en seda o papel de arroz con un solo
trazo (aunque en ocasiones el gran Bankei Yōtaku
invertía dos trazos) y no hay posibilidad de modificación. Así, la obra muestra
el movimiento expresivo del espíritu en un tiempo dado. Los budistas zen «creen
que el carácter del artista está totalmente expuesto en su manera de realizar
un ensō. Sólo una persona que es mental y espiritualmente completa puede
plasmar un auténtico ensō. Algunos artistas practicarán dibujando un ensō
cada día a modo de ejercicio
espiritual».1
Algunos artistas pintan el ensō
con una abertura en el círculo, mientras que otros completan el círculo. Para
los primeros, la abertura puede simbolizar distintas ideas, por ejemplo, que el
ensō no es una figura separada, sino que es parte de algo más grande, o
que la imperfección es un aspecto esencial e inherente de la existencia (como
ocurre también en la idea de simetría rota). El
principio de controlar el equilibrio en la composición a través de la asimetría
y la irregularidad es un aspecto importante en la estética
japonesa: fukinsei (不均斉), la negación de lo perfecto.
El ensō también es un símbolo sagrado
en el budismo zen, y a menudo lo emplean los maestros zen a modo de firma en
sus obras de tipo religioso. Un tema relacionado con la filosofía que encierra
esta idea es Hitsuzendō,
el camino del pincel, o caligrafía zen.
Fuente: Wikipedia
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