HERALDO DEL AMOR
“…Pero, …¿Qué te pasa Pueblo cuando muere un Poeta?
El Sol del ocaso calla en las palabras.
La sal del desierto enmudece las bocas.
Estallan los valles en flores pensativas.
Se vuelca el dolor como un volcán desde el fondo de la Tierra;
y el mar es ofrenda de olas lenitivas.
¿Qué te pasa Pueblo cuando muere un Poeta?
Caminas transido de trabajo.
La luna ofrece su himno invulnerable,
¡Un Poeta, río de las estribaciones,
un camino para la patria impropia;
fuego perseguido entre las sombras;
eras el racimo de las razas convocadas!
¿Qué te pasa Pueblo cuando muere un Poeta?
¡Se nos derrama toda el alma en tristezas de estrellas!!
CACTUS DE TALTAL
¿Me preguntas:
¿el por qué de su estatura?
¿la razón de sus espinas?
Fue bebiendo el agua
como si en él,
-Paranal,
se adentrara el universo.
Se esculpió de cansancios
y dolencias terrenales.
¡Se hizo roca
dirigida a la montaña!
Escaló la insospechada plenitud
de cerros y caminos.
Fue abriendo,
doblegando
los dolores y los siglos,
con implacables lanzas
en sus espinas.
Abatió el torrencial
fuego del tiempo.
Vistió su alma
de soles amarillos.
Vivió imbatible
en las migraciones.
Entonces
desde su corazón guerrero:
de la faz morena
de la tierra,
brotaron en la cima,
¡¡TALTAL!!
¡flores rojas,
pétalos soleados,
sonrisa sonrosada
en la victoria!
¿el por qué de su estatura?
¿la razón de sus espinas?
Fue bebiendo el agua
como si en él,
-Paranal,
se adentrara el universo.
Se esculpió de cansancios
y dolencias terrenales.
¡Se hizo roca
dirigida a la montaña!
Escaló la insospechada plenitud
de cerros y caminos.
Fue abriendo,
doblegando
los dolores y los siglos,
con implacables lanzas
en sus espinas.
Abatió el torrencial
fuego del tiempo.
Vistió su alma
de soles amarillos.
Vivió imbatible
en las migraciones.
Entonces
desde su corazón guerrero:
de la faz morena
de la tierra,
brotaron en la cima,
¡¡TALTAL!!
¡flores rojas,
pétalos soleados,
sonrisa sonrosada
en la victoria!
POTRERILLOS
Hacia ti vuelvo
en mi canto;
a renacer otra vez
en la extasiante luz;
el fuego de los coyas
que aún noctivagan el guanaco milenario;
el fulgor nocturno
de tantas razas enterradas.
en mi canto;
a renacer otra vez
en la extasiante luz;
el fuego de los coyas
que aún noctivagan el guanaco milenario;
el fulgor nocturno
de tantas razas enterradas.
He aquí el volcán crepitante
que en la noche secular
se derrama ígneo sobre el escorial.
que en la noche secular
se derrama ígneo sobre el escorial.
¡Potrerillos!,
bastión inagotable de mi pueblo,
hemisferio pétreo,
constelación de cristal fundido,
piedras como dolores desnudos
deshechas hojas del planeta
en un mismo sol,
en un mismo fuego,
bajo un mismo cielo.
bastión inagotable de mi pueblo,
hemisferio pétreo,
constelación de cristal fundido,
piedras como dolores desnudos
deshechas hojas del planeta
en un mismo sol,
en un mismo fuego,
bajo un mismo cielo.
Yo sé quién te dejó
esta carreta
como una lágrima del alma
hacia el olvido,
y se quedó esperando
su último llamado;
¡ magma mineral,
maciza mano minera,
mágica y maltratada madera !,
para mí eres necesaria,
pues tú eres la marcha de la vida,
la industria inicial y mi partida,
el estoicismo de basalto de mi pueblo,
la permanencia inexorable
de la noche toda;
dame del cobre su misterio
y del hombre su destino,
viaja conmigo
¡Carreta abandonada
en el camino!
como una lágrima del alma
hacia el olvido,
y se quedó esperando
su último llamado;
¡ magma mineral,
maciza mano minera,
mágica y maltratada madera !,
para mí eres necesaria,
pues tú eres la marcha de la vida,
la industria inicial y mi partida,
el estoicismo de basalto de mi pueblo,
la permanencia inexorable
de la noche toda;
dame del cobre su misterio
y del hombre su destino,
viaja conmigo
¡Carreta abandonada
en el camino!
En: “El Alfarero
del Tiempo
Wilfredo Dorador Astudillo.
R.P.I: N° 161.017
Wilfredo Dorador Astudillo.
R.P.I: N° 161.017
Editorial: Magisterio