viernes, 27 de junio de 2014

La filosofía Wabi Sabi - Conéctate con la belleza de tu imperfección



Tú y yo tenemos una cosa en común: no somos perfectos. Y ¿sabes qué? Así tiene que ser. Somos un reflejo de lo perfectamente imperfecta que es la vida. Y una vez que hacemos las paces con este concepto, con nosotros mismos, podemos vivir el gozo de todas las cosas imperfectas: la pareja, los amigos, el amor, el trabajo, en ocasiones la salud, en fin, la vida misma.

¿Algunas vez has tenido la sensación de serenidad o melancolía que te da, por ejemplo, contemplar la caída de las hojas en otoño, mientras las aves cruzan el cielo en el atardecer; te has percatado del valor del instante que se va? ¿O quizás  has tenido ese sentimiento simultáneo de gusto y nostalgia al ver crecer a tus hijos? O bien, ¿has experimentado esa especie de alegría melancólica que producen los instantes en que contemplas maravillado el desorden ordenado y fugaz de las nubes, el perfecto caos de una selva, la pátina que el tiempo le da a un mueble viejo, las ramas sin follaje de un árbol en invierno que lo hacen especialmente hermoso?

Los japoneses llamarían a todo lo anterior Wabi-Sabi. "Nada es perfecto, nada es permanente y nada está completo", es el axioma de esta antigua corriente estética japonesa que nos invita a ver las cosas de manera diferente. Su filosofía se basa en comprender que la belleza está en la aparente imperfección. En esa emoción que implica la aceptación del inevitable ciclo de la vida, lo auténtico, natural y genuino. Si los seres humanos pudiéramos aplicar esta sabiduría a nosotros mismos, seríamos simplemente más felices.

Expresar lo que es difícil de expresar

El aroma delicioso de las diversas infusiones inundaba la pequeña tienda que descubrimos al caminar por una callecita de la antigua ciudad de Kyoto. Las dependientas, de guantes blancos y vestidas a la antigua usanza japonesa, nos daban a oler cada una de las distintas variedades y calidades de té. Llamaba la atención el cuidado con el que manipulaban los contenedores, como si se tratara de joyas.
¿Por qué tanto cuidado? Esto se debe a la importancia que la ceremonia del té  tiene en algunos países orientales. Para entender este significado profundo, recurro a Sen Sotan (1578-1658), un maestro zen que dijo: “El sentido de la ceremonia del té es como el sonido del viento que agita los pinos en una pintura”. Para los monjes zen este ritual era una forma de meditación, de dar un espacio para la toma de conciencia del momento. Veían en esta antigua tradición una manera de expresar lo que es difícil de decir, una forma de vida en la que cada detalle, postura y pensamiento resultaban un antídoto para el dolor, el desequilibrio y el duelo de la vida.

La ceremonia del té es una especie de medicina espiritual que los occidentales deberíamos incorporar a nuestras vidas. “A media mañana cuando me siento cansada- nos dijo la guía de tez muy blanca y ojos rasgados que nos acompañaba-, hago una pausa para preparar mi Matcha (un polvo fino hecho de la hoja de té verde). La preparo con toda calma y disfruto enormemente cada pequeño sorbo, es mi momento, un espacio sólo para mí. Lo elaboro en mi recipiente estilo Wabi-Sabi que tengo desde hace mucho tiempo, herencia de mi madre”.

Fragmento del libro  Wabi-Sabi para artistas, diseñadores, poetas y filósofos de Leonard Koren






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