viernes, 3 de octubre de 2008

Roberto Juarroz - mi invitado especial



Fragmentos Verticales


Casi poesía. No siempre la visión y la palabra coinciden hasta la suma del poema. Muchas veces sólo quedan algunos núcleos o gérmenes o imágenes o roces, como si fueran restos o quizá paradójicas ganancias de un naufragio. ¿Pero acaso es otra cosa toda la poesía? Tal vez se debiera entonces hablar aquí de fragmentos caídos, astillas de poemas, gestos de aproximación, trozos de materia poética de textos que no terminaron de nacer. Y consolarse con la idea de que nacer es un proceso que nunca termina.


Casi razón. Poco menos que razón. Deslizamiento de algo que no quiere alcanzar la razón, para no quedar anclado en su acotada zona. La pretensión de querer tener razón, desvía el pensamiento y lo convierte en rígida estatuaria mental. Contenerse en algo menos que razón quizá permita, en cambio, atisbar otros territorios más libres de la creación humana, como la poesía o ciertos inesperados paisajes de la imaginación. Un poco menos que razón puedellevarnos a algo más que razón.


De Poesía Vertical


Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que solo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.


Poemas Inéditos

(1)


Por este otoño de atrasadas primaveras
voy buscando, Señor, mi desnudez.
desenfilando focos y sueños por tus lunas,
(ah tu luna, virgen interminable acostándose en la tierra)
(Ah mi sueño, despojo interminable que no puede acostarse)
desenredando hogueras de silencio encendido
y partiendo con mis ojos las mariposas ultimas.
Este quehacer de antiguos corazones doblados,
esta otoñal manera de crecerse,
este no ser perito en nada
y para nada,
este viaje que viene de las hojas
a las hojas, es mi gran egoísmo,
pero es también tu nombre.
Porque el borde de la nube no está solo.
La caricia primera vive en él.
La mejor compañía: tu caricia.
Este es un tajo tuyo, Dios desnudo.
Mi desnudez, Señor, tu desnudez.


A Julián el desnudo



(16)

La luz filtrada por las nubes,
los árboles, el aire y otros cuerpos,
pero más aún filtrada por el pensamiento,
reconstruye el proyecto del día
y hace de la mañana un protocolo de recuerdos.
Hay muchas luces en la luz,
muchos días en el día
y muchas zonas en el cristal de cada uno.
Pero la clave es el tamiz, la sutileza combinatoria,
la inventiva del azar
para cernir las dosis de transparencia
y ajustar la estela de reflejos
que hacen de cada hora un tiempo único
en la supuestamente boba monotonía del tiempo.
La luz necesita siempre intermediarios,
como quizá todas las cosas.
Tal vez sea una clave de la realidad:
no hay mensajes directos.
Todo es mediación porque lo directo destruye.
¿Qué intercalar entonces entre la rosa y la luz,
entre la noche y el amor,
entre un hombre y la muerte,
entre la vida y esta mañana transmutada de recuerdos?
¿Qué poner entre lo que una cosa es
y aquello que no es,
para que pueda serlo?
¿Cómo tamizar la distancia
entre nosotros y la ausencia
para encontrar por fin nuestra presencia?



De Tríptico Vertical
(2)


La vida se revuelve como un niño loco
para soplarme el corazón.
Pero yo tengo un lugar en la tarde,
un lugar de vientos detenidos,
en donde todo estaría muerto
si no estuviera así.
La vida se ha caído como un hueso trasijado
para ahuecarme el corazón.
pero yo tengo un hueco sin padre ni madre,
de vidrio sin vidrio,
en donde los charcos se detienen como éxtasis
y todas las niñas del mundo
se enamorarían por primera vez.
La vida se ha comido las estrellas, desahuciadas y rotas,
y se ha clavado en microscopios
y se malsangra en carteles
para encorvarme el corazón.
Pero yo tengo un horizonte sin bocas
y un suavecer sin horizontes
y un deletreo de latidos
para morirme en corazón.


A Julián el corazonado



Roberto Juarroz nació en Coronel Dorrego, Provincia de Buenos Aires (Argentina), el 5 de octubre de 1925, y murió en Temperley, provincia de la capital argentina, el 31 de marzo de 1995. Graduado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, recibió de esa misma institución una beca y realizó estudios de perfeccionamiento en La Sorbona, en donde alcanzó más tarde el cargo de profesor titular.


Fue director del Departamento de Bibliotecología y Documentación de la mencionada facultad, en donde ejerció la docencia durante treinta años. Asimismo se desempeñó como bibliotecólogo para la UNESCO y la OEA en diversos países. De 1958 a 1965 dirigió la revista Poesía = Poesía y colaboró en numerosas publicaciones argentinas y extranjeras.


Fue crítico bibliográfico del diario La Gaceta (Tucumán, 1958-1963), crítico cinematográfico de la revista Esto Es (Buenos Aires, 1956-1958) y traductor de varios libros.En 1980 fue invitado a París para la presentación de la más importante versión francesa de su poesía, editada por Fayard. Participó en una larga serie de congresos internacionales de escritores. Desde junio de 1984 fue miembro de número de la Academia Argentina de Letras.

Recibió, entre otras distinciones, el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (1984), el premio Esteban Echeverría que concede anualmente la Asociación Gente de Letras de Buenos Aires por la totalidad de una obra (1984), el premio Jean Malrieu de Marsella (1992) y el premio de la Bienal Internacional de Poesía (Lieja, Bélgica, 1992). Su obra ha merecido abundantes estudios críticos y ha sido vertida a una gran cantidad de lenguas.


"Poesía de una abrasada transparencia" —en palabras de Vicente Aleixandre—, la obra de Roberto Juarroz ha sido así descrita por Octavio Paz: "Cada poema de Roberto Juarroz es una sorprendente cristalización verbal: el lenguaje reducido a una gota de luz. Un gran poeta de instantes absolutos". Más tarde, al conocer el primer volumen de la Poesía vertical 1958-1982 (Emecé, Buenos Aires, 1993), Paz añadió: "Sorpresa y confirmación: no, no me equivoqué, no nos equivocamos los pocos que, en esos años, nos dimos cuenta de que oíamos una voz única en la poesía del siglo XX. Más que oír la voz, la vimos. Y vimos una claridad".


Antonio Porchia, el gran maestro italo-argentino autor de Voces, escribe: "Sin misterio, todo sería muy poco, tal vez nada. Y creador del misterio es el poeta, pero el poeta como Roberto Juarroz, uno de los mayores poetas de nuestro tiempo. Es difícil elogiar a quien merece más que elogios. En estos poemas cualquier palabra podría ser la última, hasta la primera. Y sin embargo, lo último sigue".

3 comentarios:

Claudia Curimil Hernández dijo...

Leer a Juarroz es siempre una oportunidad para abrir algo, ese es el verbo de Juarroz: Abrir... aunque él decía que era caer

Luisa García dijo...

Así es querida Clau, un sólo verso, a veces, una palabra de ese verso, abre la imaginación e incentiva a la creación. Juarroz es maestría, invitación y sugerencia y por cierto, uno de mis poetas predilectos.

Carla Valdés Del Río dijo...

Efusivamente, diría LO AMO, LO AMO. Luego, que considero que su poesía es alta, porque te llega como un disparo y te abre y te cierra. Es mi autor de consulta, igual que Pizarnik, tremendos escritores argentinos, su viuda escribe maravilloso, su nombre es Laura Cerrato, se las recomiendo.