miércoles, 4 de diciembre de 2013

Umberto Eco : Confesiones de un joven novelista



A los dieciséis  empecé por supuesto a escribir poemas,  como cualquier otro  adolescente. No recuerdo si fue la necesidad de poesía la causa del florecimiento de mi primer (platónico e inconfesado) amor, o si fue al revés. La combinación fue un desastre. Pero, como escribí una vez –si bien en forma de una paradoja que puso en circulación uno de mis personajes ficticios-, hay dos clases de  poetas: los buenos, que queman sus poemas a los dieciocho años, y los malos, que siguen escribiendo poesía mientras viven.

Fragmento

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